El debate abierto, ahora, por la negativa inicial del Ayuntamiento de Vic a empadronar a los inmigrantes ilegales, y con ello a abrir a estos la puerta a determinados servicios que dicho trámite les facilita de forma automática, no deja de ser un acto más de hipocresía política, a los que nuestros Padres de la Patria nos tienen muy acostumbrados. Ha tenido que ocurrir sin intervención alguna de la “Ley de Murphy”, lo que estaba cantado, desde hace años, que terminaría ocurriendo, para que nuestros ladinos políticos empiecen a darse por enterados, de que el “Papeles para todos” que en su día nos vendieron, no era más que un disparate de corto recorrido, en cuanto contribuía, y de qué manera, al efecto llamada; al premiar a los más rápidos en poner pié en la nueva “tierra prometida”. Algunos, sin embargo en su carpetovetónico afán de sostenella y no enmendalla, todavía intentan, a fecha de hoy, hacer que miremos para otro lado, ante la inminencia de las cada vez más cercanas elecciones municipales; primeras en que muchos inmigrantes, entonces ilegales y ahora regularizados, tendrán derecho a voto. Claro lo tienen; a estas alturas y con la que está cayendo.
Salvando las distancias, el fenómeno de la inmigraciòn ilegal y sus consecuencias, recuerda mucho a lo que está sucediendo y a lo que probablemente terminará por suceder, de seguir nuestros políticos imitando a “Don Tancredo”, con otra forma de ocupaciòn, no menos preocupante : La okupacipòn de inmuebles.
Aun cuando existen notables diferencias entre una y otra forma de “okupación”, existen sin embargo, también, importantes paralelismos entre la inmigración ilegal y la okupación de inmuebles.
El primer y más ostensible paralelismo, consiste en que en ambos casos la acción implica una infracción de normas legales, consistente en la entrada y permanencia en un lugar ajeno, sin permiso del “dueño”. O lo que es lo mismo, sin cumplir los trámites mediante los cuales la Ley lo autoriza. Nos guste o no, el espacio territorial donde los humanos nos movemos se ha ido configurando a lo largo de los siglos mediante el reconocimiento mutuo de distintos niveles de soberanía o poder de los individuos o grupos sobre el mismo. Muchas matanzas y guerras han tenido como móvil o como causa la falta de respeto de esos niveles de soberanía o poder territoriales. Podremos discutir sobre los conceptos de soberanía y propiedad, pero nunca podremos negarlos en cuanto nos acompañan desde el principio de los tiempos históricos.
Otro paralelismo se observa igualmente, en ambos casos, es la actitud de los políticos, representantes de la soberanía del popular quienes, con su pasividad, vienen permitiendo y facilitando, que ambas situaciones ( inmigración ilegal y okupación de inmuebles ) perduren en el tiempo; A pesar de que suponen un claro incumplimiento de las normas que ellos mismos, en representación del pueblo soberano, aprobaron en su día.
Un nuevo paralelismo, lo constituye, la constatación de que, en ambos casos, el incumplimiento de la Ley ( entrar ilegalmente en España o en un inmueble ajeno ) supone tanto para los inmigrantes ilegales, como para los okupas, una fuente de derechos de los que antes carecían, equiparables a los que la misma ley otorga a quienes cumplen sus requisitos. Derechos que solo se disipan al concluir el procedimiento o proceso necesarios para declarar ilegales sus actos e imponer las consecuencias jurídicas que las normas vigentes establecen para los mismos.
Conectado con lo anterior otrou paralelismo entre ambos casos, lo constituye el hecho de que el transcurso del tiempo entre la acción ilegal y el momento en que la aplicación de la Ley surte todos sus efectos, constituye uno de los principales incentivos o alicientes para el incumplimiento de las normas, contriibuyendo al "efecto llamada". Con el agravante añadido, de que el inmigrante ilegal, ocupante del país, puede a su vez ejercer también de okupante inmobiliario; con lo cual, a sus derechos como inmigrante ilegal, suma sus derechos como okupante. ¿Quién da más?
Otro paralelismo añadido lo constituye la actitud de los "filántropos" defensores de la inmigración ilegal ( Papeles para todos ) y la de los defensores de la causa okupa, quienes mayoritariamente suelen coincidir; y no por casualidad. Quienes defienden tales infracciones de la legalidad vigente, suelen tachar a quienes se oponen a semejantes tomaduras de pelo a la soberanía popular y a su propio bolsillo, bien de racistas o xenófobos, en el primer caso, o bien de especuladores en el segundo. Y no hay que olvidar que, entre esos "filántropos", hay que incluir, en ambos casos, a algunos políticos que cobran su sueldo con cargo al presupuesto público; al que curiosamente no suelen contribuir ni los okupas, ni mucho menos los inmigrantes ilegales.
Finalmente y como último paralelismo, en ambos casos, son los ciudadanos contribuyentes, quienes terminan pagando los servicios de que se benefician los infractores (inmigrantes ilegales y okupas) así como los costes de mantener una casta política cómplice de semejante situación.
De esta manera, muestra clase política, bien enrevesando las leyes, hasta el punto de hacerlas ininteligibles, bien ignorándolas o interpretándolas en contra del sentido común, permiten el mantenimiento y crecimiento exponencial de situaciones aberrantes, tales como la inmigración ilegal y la okupación de inmuebles.
Solo cuando la evolución de tan anormales situaciones les explota socialmente ante sus mismas narices, estos pirómanos en oficio de bomberos, comienzan a repartir manguerazos, para disimular y así poder, posteriormente, apuntarse al reparto de medallas, una vez apagado el fuego.
¿Tan difícil era ver que llegaríamos a donde actualmente estamos, con semejante política inmigratoria de brazos abiertos, ojos cerrados y mentes obtusas?
¿ En qué pensaban nuestros políticos cuando diseñaron una política inmigratoria que premiaba y estimulaba el incumplimiento de las leyes de inmigración ?
Seguramente la verdadera respuesta también guarda paralelo con la misma pregunta referida al campo de la okupaciòn: ¿En que piensan nuestros políticos cuando mantienen, contra viento y marea unas leyes y un funcionamiento de nuestra Justicia que claramente favorecen la okupación de inmuebles?.
En Holanda, cuna del movimiento okupa, ya han visto las consecuencias de dar cancha a los okupas. Nuestros políticos que tanto les gusta mirar hacia Europa, cuando quieren justificar cualquier cambio, bien podrían mirarse en el espejo de Holanda. País, que ya está de vuelta de semejante experiencia, y con el que deberíamos ponernos en paralelo.
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