Sin que sus orígenes, causas y fines sean los mismos. El problema de los gitanos rumanos en Francia guarda una gran similitud con el fenómeno de la okupaciòn de viviendas. De ahí que la soluciòn al mismo tambien sea similar en ambos casos : El desalojo inmemdiato.
Cuando uno pretende vivir en un determinado país o en una determianda sociedad , no puede hacerlo acogiéndose solo a los derechos o a los aspectos que considera positivos, sino que ha de hacerlo respetando en bloque su completo sistema jurídico. Es decir, asumiendo, por tanto, tambien las obligaciones, o los aspectos que pudiera considerar negativos. En suma ha de hacerlo cumpliendo la legalidad, o enfrentándose, en caso contrario, a las consecuencias de su incumplimiento. En esto consiste precisamente el principio de igualdad ante la Ley. El cual implica, y esto se olvida u obvia con frencuencia, no solo igualdad en los derechos, sino también en las obligaciones. Y resulta, que entre las obligaciones mas básicas se encuentra la de respetar, los derechos de los demás, entre los cuales se encuentra el de propiedad .
A quien no le guste ésto, búsquese otro país que le proporcione una legislación a su medida; y como decía un antiguo anuncio de detergentes, "pregunte, busque, compare y si encuentra algo mejor cómprelo"
Ahora bien, si al principio de igualdad hemos de atenernos no parece de recibo, pretender establecer unilateralmente mmediante okupación, privilegiados "ghetos" de extraterritorialidad jurídica, donde las leyes generales se excepcionan, solo para los integrantes del "gheto"; quienes se erigen en "soberanos" de ese territorio o espacio, con derecho de pernada dentro del mismo y de exigir, extramuros, a los poderes públicos, los derechos atribuidos con caracter general al comùn de los mortales.
¿Alguien se imagina a cada comunidad de vecinos constituyéndose en república independiente ? . De ser así, los famosos reinos de taifas, no habrían sido otra cosa que juegos de niños, comparado con la hecatombe social y económica que ello conllevaría.
Dicho ésto, a modo de introducciòn sobre el núcleo del problema, vayamos a las similitudes entre el problema de los gitanos rumanos franceses y del fenómeno de la okupación de viviendas.
En primer lugar ambos fenómenos tienen en común una "okupación", ya sea ésta mas o menos espontánea u organizada . O lo que es lo mismo, una violaciòn del derecho de propiedad de otro. Los múltiples, detalles o matices de tipo cultural, social, racial, político o de otra índole, no dejan de ser adjetivos de este hecho sustantivo.
En segundo lugar, porque semejante acto de okupaciòn, supone una violaciòn de las leyes; y no solo de las de caracter civil, sino tambien de las penales, en cuanto constituye un delito de usurpaciòn.
En tercer lugar, tales actos, suelen ir asociados a otros problemas adicionales, de integraciòn social, vandalísmo o incluso delincuencia, así como de molestias o riesgos para otros ciudadanos respetuosos de las leyes; y ello sucede así, en cuanto habiéndose iniciado con un acto ilegal, ( la okupación ) que no recibe respuesta adecuada por parte del sistema político-jurídico-represivo, genera en los autores, una sensaciòn de invulnerabilidad e impunidad , propiciadora de una espiral de nuevas ilegalidades o delitos.
En cuarto lugar, porque, en ambos casos no ha existido, hasta ahora, una voluntad política clara de dar respuesta adecuada y suficiente para detener o reducir tan groseros como evidentes incumplimientos de las leyes, a proporciones socialmente tolerables .
En quinto lugar, porque la conjunciòn de estas flagrantes violaciones legales, con la apatía política para sancionarlas o evitar su repeticiòn, produce un efecto llamada o contagio y un deterioro de la ley como instrumento civilizado y democrático de resolución de conflictos.
En sexto lugar, porque los okupas, ya sean gitanos rumanos, miembros de un grupo o secta con pretensiones políticas o "freelancers", además de no aportar nada a la sociedad en la que ni creen ni respetan o, incluso, a la que pretenden destruir, y suponer un coste específico para el propietario okupado, suelen suponer coste adicional para esa sociedad que parasitan. Todo ello sin contar los problemas de incivismo, vandalismo o incluso delincuencia ya apuntados anteriormente.
Por último, porque demuestra que una política seria de tolerancia cero contra tan flagrantes como evidentes y groseros incumplimientos de leyes básicas, lejos de resultar impopular, termina siendo reconocida o aplaudida mayoritariamente por el conjunto de ciudadanos respetuosos y cumplidores de las Leyes.
El temor a que los okupas gitanos desalojados de sus asentamientos ilegales en Francia pueda hacer que estos terminen por asentar sus campamentos okupas en Cataluña o en cualquier otro lugar de nuestro país, con todas sus nefastas consecuencias, no es más que otro signo de esa hipócrita actitud de avestrucismo político, que ya quedó patente, cuando en un debate sobre inmigraciòn ilegal, un parlamentario andaluz, cuyo partido defendía ardorosamente en la calle la conocida política de "papeles para todos", decía "off the record" y "soto vocce" : "Los moros que se vayan a Marruecos que es donde tienen que estar".
La política de contemporizaciòn con la ilegalidad o el delito, lejos de contribuir a erradicarlos o reducirlos, constituye un imán para todos aquellos que, como los okupas de todo pelaje, gustan, presumen o se benefician de vivir al margen de la Ley. Y en este país llamado España sabemos mucho de eso.
No sería por tanto de extrañar que el pesado lastre que, a pesar de las críticas, Berlusconi o Sarkozy se están quitando de encima, al deportar a todos aquellos extranjeros, sean tirios o troyanos, que incumplen las leyes o abusan de ellas sistemáticamente, terminando por por constituir un problema social y de orden público para sus ciudadanos, acabe por instalarse en nuestro alelado país, aprovechando el talante tolerante y dialogante, de nuestros actuales dirigentes, políticos con toda clase de "okupas". Teniendo en cuenta el conocido mantra okupa que reza : " un desalojo otra okupaciòn", nuestra fama internacional de quijotes y la inveterada comprensión y permisividad de nuestra clase política con el fenómeno de las okupaciones, somos los candidatos idóneos para acoger a los menesterosos okupas desalojados de Italia y Francia.
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