Tal, como aparece configurada nuestra legislaciòn y tal como, en función de la misma actúan nuestros Cuerpos de Seguridad y nuestra Justicia, si es que así puede llamarse, la okupación es una actividad en auge, en cuanto para el okupa, casi todo son beneficios. A pesar de ello, y aunque raras veces sucede, la okupaciòn, como cualquier otra actividad no está exenta de riesgos y sorpresas. Y para sorpresa, la que se llevaron una pareja de okupas reincidentes, cuya experiencia ha actualizado el viejo refran que reza : " Tanto va el cántaro a la fuente ...."
Aurora, una septuagenaria portuguesa, sin familiares en España, vivía sola, desde hacía unos diez años en un piso de protecciòn oficial en la calle Edudardo Varela, del barrio de Contrueces, en la asturiana localidad de Gijón.
Hace unos dos años, al parecer por causas naturales, y sin que nadie se apercibiera de ello, falleciò en su domicilio. Los vecinos, al dejar de verla, pensaron que se había marchado a Portugal con su familia. Y así fué pasando el tiempo, con el cadaver de Aurora pudrièndose en el interior de su casa.
Al comprobar que Aurora llevaba sin dos años sin pagar la renta, el Principado de Asturias, de quien dependía la gestiòn de la vivienda envió un inspector a la misma, para intentar averiguar la causa de semejante retraso; comprobando, una vez allí, que nadie respondía y que la cerradura había sido cambiada recientemente. El Inspector comunicó el hecho a sus superiores, y estos decidieron poner los hechos en conocimiento de la Policía.
Una vez que la Policía comprobó que la vivienda estaba deshabitada, y que según los vecinos Aurora no había sido vista desde, mucho tiempo atrás, la Policía entró en la vivienda, descubriendo, además del cadaver, ya momificado de Aurora, la cerradura original del inmueble.
Como la policía no es tonta, cuando el Rubalcaba de turno les permite ejercer, libremente y sin cortapisas, su función de descubrir delitos, identificar delincuentes y ponerlos a disposiciòn juicial,junto con los indicios o pruebas de los mismos, terminó por averiguar que, una semana antes, una pareja de ocupas recalcitrantes, conocedores de la inactividad del piso, se habían buscado un cerrajero para que les abriese la puerta y cambiase la cerradura; encontrándose, una vez dentro, con el "pastel" y poniendo piés en polvorosa, al comprobar que, en esa ocasiòn habían elegido una vivienda en la que tendrían que convivir con un cadaver u optar por deshacerse del mismo.
Ante semejante perspectiva, salieron por piés, sin decir ni pio, siendo finalmente identificados , localizados, detenidos y puestos a disposiciòn judicial .
Así que ya sabe, tal como están las leyes, si tiene un inmueble provisionalmente deshabitado y quiere asegurarlo contra okupas, olvídese de puertas blindadas, tapiado de ventanas, alarmas, seguros antiokupas y demás parafernalias al uso. Algo tan simple como dejar un muerto en su interior parece ser, por el momento, una soluciòn bastante mas barata y efectiva para ahuyentar y poner en fuga, a los okupas; como acaba de demostrar esta macabra noticia recientemente publicada por el Diario "La Nueva España". Aunque, cuidado, porque hay algunos tan profesionalizados, que ni siquiera los muertos les espantan; sino que, por el contrario, incluso parecen vivir, tan felices entre ellos.
Jo, ZP, que país nos dejas.
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