En este País de "sálvese el que pueda", donde solemos contemplar con cierta indiferencia el mal ajeno, cuando nos sentimos a salvo del mismo o tememos, por el contrario, que pueda alcanzarnos de algún modo, si nos entrometemos para evitarlo, no hemos llegado a esta situación de indignidad y apatía moral, por casualidad; sino mas bien inducidos por el ejemplo de nuestra clase dirigente, más preocupada por mantener el culo en sus poltronas que por velar por el efectivo cumplimiento de las leyes y normas que ellos mismos han aprobado y por defender los derechos que aquellas reconocen a los ciudadanos; quienes, a fin de cuentas les pagan el sueldo, a cuenta de sus impuestos.
Semejante actitud de avestrucismo ante todos aquellos problemas que no nos afectan directamente, no puede conducir mas que al lento suicidio de un país, desangrado por la rapiña y la demagógica inoperancia de buena parte de sus clases dirigentes y por el consiguiente crecimiento de una pléyade de parásitos sociales y delincuentes del más variado pelaje.
El problema de los okupas y la actitud ante el mismo, tanto de la ciudadanía en general como de nuestros gobernantes, en particular, no es sino uno de tantos ejemplos de lo anterior.
Las okupaciones de inmuebles, se están incrementando día a día, de tal manera que están comenzando a incorporarse a la rutina diaria, y apenas suscitan el interés de nadie, salvo que suceda algo excepcional, añadido a la misma okupación, o que, de alguna manera, las consecuencias de aquellas nos alcancen o lleguen a afectarnos personalmente en algún modo o medida.
Sin embargo, para todos aquellos que, aún sin justificarlas, contemplan las okupaciones simplemente como algo que solo les pasa a los otros, hay que advertir, y lo digo, por experiencia propia, que es una situación de la que, como el cáncer o cualquier otra enfermedad, nadie, que tenga un inmueble, está a salvo. Especialmente, si por cualquier razón no habita en el mismo permanentemente.
Pero incluso habitando permanentemente una vivienda, pueden sufrirse también, de manera indirecta, las consecuencias de la plaga okupa. Y ello, sin necesidad de ser etiquetado previamente como “especulador”, como habitualmente hacen los integrantes del movimiento okupa con los propietarios, para blindar moralmente sus acciones ante el posible rechazo social.
Dentro del movimiento okupa, los vecinos del Patio Maravillas ya conocieron, en propia carne, las nefastas consecuencias de convivir con integrantes del movimiento okupa en su vecindad. Y pudieron contarlo.
Quienes han estado a punto de no poder contarlo han sido los vecinos de los okupas del número 39 de la calle del Carmé en el barcelonés barrio del Raval .
En entradas anteriores de este blog hemos alertado del alto riesgo de incendio para los vecinos de las inmediaciones de edificios okupados; a lo que hay que añadir, las escasas, por no decir nulas, posibilidades de los perjudicados por dichos incendios de ser indemnizados por los responsables de los mismos. Pues bien, según las informaciones recogidas en diferentes medios periodísticos, ( 1, 2 ) el pasado día 24 de este mes de enero, se produjo un nuevo incendio en un edificio sito en el número 39 de la calle del Carmé, en el barcelonés barrio del Raval. Aunque las causas directas del inicio del fuego, no han sido hechas públicas, si se sabe que se originó, según fuentes periodísticas, sobre las 18,00 horas en el piso 1º 1ª de dicho edificio.
A pesar de la espectacularidad del fuego, la rápida y eficaz intervención de los bomberos evitó que se produjeran heridos, si bien los habitantes del edificio han tenido que ser desalojados de sus viviendas. Sin embargo el hecho sacó a la luz pública la incontrolada situación de los okupas habitantes del piso, al parecer convertido en piso patera, donde se hacinaban, sin control alguno, gran número de jóvenes inmigrantes magrebíes, cuyas actividades delictivas eran de dominio público para los vecinos, de las proximidades quienes incluso habían sufrido sus consecuencias, desde que hace unos dos años se instalaron ilegalmente en el edificio. La mayoría de dichos jóvenes okupas, según el Diario ABC, habían sido tutelados durante su minoría de edad por las instituciones protectoras de menores, resultando abandonados a su suerte al llegar a la mayoría de edad.
Según el desesperado dueño del inmueble, en el que además habitan un estudiante y una familia, que pagan su alquiler, y que se encuentran hartos de denunciar la situación sin resultado positivo alguno, la okupación dura desde hace unos dos años; siendo la última okupación en agosto de 2009, ( tras dos desalojos anteriores ) cuyo desalojo todavía se encuentra pendiente de resolución judicial.
Todo ello sirvió para que la Concejal de CIU en el Ayuntamiento de Barcelona, Mercé Horns aprovechase para denunciar públicamente la existencia de centenares de denuncias y solicitudes de inspecciones de pisos vacios, o semiabandonados y locales cerrados desde hace años utilizados para actividades ilegales, pisos patera o sobreocupados, o simplemente okupados, que minan la convivencia de numerosas comunidades de vecinos en el distrito de Ciutat Vella.
El Partido Popular, para no ser menos, a través de su l portavoz adjunto Alberto Villarasa, apuntó como medida adoptar un "control desde el padrón de los pisos sobreocupados", denunciando que "los complejos para actuar frente a ciertos colectivos" convierte a los vecinos en perjudicados; al tiempo que proponía la puesta en marcha de un "plan para acabar con los problemas de convivencia, delincuencia y narcotràfico en el barrio".
Mientras tanto las noticias periodísticas dan a entender que nadie ha sido detenido por tales hechos, ni siquiera que se haya iniciado expediente alguno para expulsar a su país a los okupas incendiarios, quienes, para mas cachondeo, es muy probable, que se encuentren en España en situación ilegal. ¿Quién da más?
El buenismo angelical aplicado tanto en política migratoria, como en la de menores, y en la política antiokupas, han demostrado su patente fracaso; A pesar de ello, nuestros políticos en lugar de corregir el rumbo, para adecuarlas a la realidad, siguen erre que erre endosando las consecuencias de las mismas a los ciudadanos, acostumbrados desde tiempo inmemorial a sufrir estoicamente, en silencio la almorrana de la ineficacia política y judicial, en estos tres ámbitos.
¿Que desgracias tendrán que suceder antes de que se pongan las pilas?
NOTA .- Recién finalizado el texto de esta entrada acabo de leer la noticia de un nuevo incendio protagonizado por okupas en un inmueble del Paseo de la Estación de Salamanca, con el resultado de una persona intoxicada por humo, aunque al parecer su estado no reviste gravedad. Ver la noticia AQUI
Semejante actitud de avestrucismo ante todos aquellos problemas que no nos afectan directamente, no puede conducir mas que al lento suicidio de un país, desangrado por la rapiña y la demagógica inoperancia de buena parte de sus clases dirigentes y por el consiguiente crecimiento de una pléyade de parásitos sociales y delincuentes del más variado pelaje.
El problema de los okupas y la actitud ante el mismo, tanto de la ciudadanía en general como de nuestros gobernantes, en particular, no es sino uno de tantos ejemplos de lo anterior.
Las okupaciones de inmuebles, se están incrementando día a día, de tal manera que están comenzando a incorporarse a la rutina diaria, y apenas suscitan el interés de nadie, salvo que suceda algo excepcional, añadido a la misma okupación, o que, de alguna manera, las consecuencias de aquellas nos alcancen o lleguen a afectarnos personalmente en algún modo o medida.
Sin embargo, para todos aquellos que, aún sin justificarlas, contemplan las okupaciones simplemente como algo que solo les pasa a los otros, hay que advertir, y lo digo, por experiencia propia, que es una situación de la que, como el cáncer o cualquier otra enfermedad, nadie, que tenga un inmueble, está a salvo. Especialmente, si por cualquier razón no habita en el mismo permanentemente.
Pero incluso habitando permanentemente una vivienda, pueden sufrirse también, de manera indirecta, las consecuencias de la plaga okupa. Y ello, sin necesidad de ser etiquetado previamente como “especulador”, como habitualmente hacen los integrantes del movimiento okupa con los propietarios, para blindar moralmente sus acciones ante el posible rechazo social.
Dentro del movimiento okupa, los vecinos del Patio Maravillas ya conocieron, en propia carne, las nefastas consecuencias de convivir con integrantes del movimiento okupa en su vecindad. Y pudieron contarlo.
Quienes han estado a punto de no poder contarlo han sido los vecinos de los okupas del número 39 de la calle del Carmé en el barcelonés barrio del Raval .
En entradas anteriores de este blog hemos alertado del alto riesgo de incendio para los vecinos de las inmediaciones de edificios okupados; a lo que hay que añadir, las escasas, por no decir nulas, posibilidades de los perjudicados por dichos incendios de ser indemnizados por los responsables de los mismos. Pues bien, según las informaciones recogidas en diferentes medios periodísticos, ( 1, 2 ) el pasado día 24 de este mes de enero, se produjo un nuevo incendio en un edificio sito en el número 39 de la calle del Carmé, en el barcelonés barrio del Raval. Aunque las causas directas del inicio del fuego, no han sido hechas públicas, si se sabe que se originó, según fuentes periodísticas, sobre las 18,00 horas en el piso 1º 1ª de dicho edificio.
A pesar de la espectacularidad del fuego, la rápida y eficaz intervención de los bomberos evitó que se produjeran heridos, si bien los habitantes del edificio han tenido que ser desalojados de sus viviendas. Sin embargo el hecho sacó a la luz pública la incontrolada situación de los okupas habitantes del piso, al parecer convertido en piso patera, donde se hacinaban, sin control alguno, gran número de jóvenes inmigrantes magrebíes, cuyas actividades delictivas eran de dominio público para los vecinos, de las proximidades quienes incluso habían sufrido sus consecuencias, desde que hace unos dos años se instalaron ilegalmente en el edificio. La mayoría de dichos jóvenes okupas, según el Diario ABC, habían sido tutelados durante su minoría de edad por las instituciones protectoras de menores, resultando abandonados a su suerte al llegar a la mayoría de edad.
Según el desesperado dueño del inmueble, en el que además habitan un estudiante y una familia, que pagan su alquiler, y que se encuentran hartos de denunciar la situación sin resultado positivo alguno, la okupación dura desde hace unos dos años; siendo la última okupación en agosto de 2009, ( tras dos desalojos anteriores ) cuyo desalojo todavía se encuentra pendiente de resolución judicial.
Todo ello sirvió para que la Concejal de CIU en el Ayuntamiento de Barcelona, Mercé Horns aprovechase para denunciar públicamente la existencia de centenares de denuncias y solicitudes de inspecciones de pisos vacios, o semiabandonados y locales cerrados desde hace años utilizados para actividades ilegales, pisos patera o sobreocupados, o simplemente okupados, que minan la convivencia de numerosas comunidades de vecinos en el distrito de Ciutat Vella.
El Partido Popular, para no ser menos, a través de su l portavoz adjunto Alberto Villarasa, apuntó como medida adoptar un "control desde el padrón de los pisos sobreocupados", denunciando que "los complejos para actuar frente a ciertos colectivos" convierte a los vecinos en perjudicados; al tiempo que proponía la puesta en marcha de un "plan para acabar con los problemas de convivencia, delincuencia y narcotràfico en el barrio".
Mientras tanto las noticias periodísticas dan a entender que nadie ha sido detenido por tales hechos, ni siquiera que se haya iniciado expediente alguno para expulsar a su país a los okupas incendiarios, quienes, para mas cachondeo, es muy probable, que se encuentren en España en situación ilegal. ¿Quién da más?
El buenismo angelical aplicado tanto en política migratoria, como en la de menores, y en la política antiokupas, han demostrado su patente fracaso; A pesar de ello, nuestros políticos en lugar de corregir el rumbo, para adecuarlas a la realidad, siguen erre que erre endosando las consecuencias de las mismas a los ciudadanos, acostumbrados desde tiempo inmemorial a sufrir estoicamente, en silencio la almorrana de la ineficacia política y judicial, en estos tres ámbitos.
¿Que desgracias tendrán que suceder antes de que se pongan las pilas?
NOTA .- Recién finalizado el texto de esta entrada acabo de leer la noticia de un nuevo incendio protagonizado por okupas en un inmueble del Paseo de la Estación de Salamanca, con el resultado de una persona intoxicada por humo, aunque al parecer su estado no reviste gravedad. Ver la noticia AQUI